domingo, 5 de febrero de 2012

Te quiero...

"A las aladas almas de las rosas 
del almendro de nata te requiero, 
que tenemos que hablar de muchas cosas..."

Ha vuelto a ser, el de hoy, un día complicado. Tú lo sabes. Has estado conmigo todo el día. Y a pesar de tu compañía, te he vuelto a echar tanto de menos… El tiempo, iluso, creía que iba a poder conmigo, pero no es así. Sus efectos devastadores se impondrán en otras cosas. Pero en mi corazón mando yo. Faltaría más…

Han vuelto a sonar las marchas en mi teléfono, pero hoy tampoco hemos jugado a los pasos… Acabo de llegar de ensayar con mi cuadrilla (orgulloso y satisfecho), pero me queda el vacío del roce de tus besos en mi nuca…

Te he buscado en el frío mármol, y la búsqueda se ha quedado ahí, en el frío… acuchillante, directo, seco… como tu ausencia. Pero sé que has estado conmigo. No importa el abismo de las horas gélidas sin el tacto de tu mano... Y sin embargo, cuánto añoro el tacto de tu mano cálida en este inverno del alma…

Pero he vuelto a superar esta prueba de hielo de esta fecha marcada a golpe de lacrimal y suspiros en mi calendario… Y sé que volverás a esperarme en el tiempo cálido, en el tiempo grande que se avecina. Y yo, también lo sabes, iré a buscarte como cada primavera. Porque los dos sabemos dónde y cuándo me esperas…

Nos veremos en el pellizco de la revirá de tu palio azul en la calle del Ángel. Sentiré como tus ojos se cruzan con los míos cuando Jesús cruce el dintel de los sueños. Tu suspiro se confundirá con el de nuestra Madre, en cada levantá del Miércoles Santo. Hay que ver lo mal que lo pasas en cada levantá…

Y sé que siempre, siempre, me esperas allí, en lo alto del Camarín, donde la tierra y el Cielo se hacen uno bajo la mirada de la Virgen. Porque la Virgen, es la Virgen, y como Ella ninguna…

No te olvides... mejor dicho, que no me olvide. Porque mientras este recuerdo de hiel y de azúcar siga latiendo en mi pecho, tú seguirás viva, y yo podré seguir viviendo al abrigo de tus besos.

Te quiero…