jueves, 19 de enero de 2012

El reencuentro...



Los minutos pasan lentos cuando ansío la hora del reencuentro. Hace apenas tres días que estuvimos juntos. Solemos encontrarnos con frecuencia, todos los domingos me esperas para charlar un ratito… pero los dos sabemos que este encuentro es distinto.

Hace frío, pero mi corazón arde como la cera que iluminará hoy tu rostro. Es el reencuentro con el tiempo. Hoy me esperas de forma distinta, y los dos lo sabemos. No se trata de algo superficial. No es el barroquismo de la estética que cada año nos regalan tus hermanos, es algo mucho más profundo.

Algo íntimo que Tú y yo guardamos como una preciada joya en vísperas de lo soñado. Y por eso has dejado que acaricien tu semblante con los encajes, y las flores querrán rivalizar a tu alrededor con tu hermosura. Ilusas flores…

 Hoy nos volvemos a encontrar con lo que fuimos, y vendrán a la memoria los paseos, las sonrisas, el tacto de tu mano cálida... La cadencia del tiempo me castigará, y el corazón herido por esta melodía de vivencias, volverá a encontrar un puerto seguro donde descansar su aturdimiento. Tus ojos me esperan para reposar mis desconsuelos. El azabache de tu mirada es mi refugio más preciado. Lo sabes.

Por eso, espérame como siempre, que yo, como siempre, iré a buscarte. Y cuando la tarde empiece a hacerse larga… al lubricán, con las luces tenues de esta nueva primavera del reencuentro, mis ojos volverán a detenerse en el tiempo que no pasa… Hasta esta tarde…




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