EL INCENSARIO

COMIENZA EL SUEÑO...

El rito ha vuelto ha cumplirse. Baltasar ha dejado tras de sí una nueva estela de sueños… unos sueños que este año discurrirán por el signo de la Caridad.

Aún no ha salido el Santo Viejo a la Plazuela del barrio, y ya se presiente cercana al Parque la Primavera… una primavera más adelantada que nunca, como queriendo acercarnos el aroma de su cálida belleza. Los niños esperan el retorno de las cigüeñas para ser los primeros en hacerse presentes en nuestras calles.

Y será. Será un nuevo año. Sus tintes morados acariciarán nuestro espíritu con el rito de la Ceniza. Se abrirán nuestros corazones al torrente de sensaciones y de sentimientos que nos regalarán los cuarenta días más hermosos del año.

Sensaciones nuevas de un Crucificado arañando las esquinas de las centenarias piedras del Perchel y sensaciones repetidas, como el candor de un beso a sus pies… como cada primer viernes de marzo. El pabilo llameante nos arrullará con palabras jóvenes de luz y de vivencias.

Y el equinoccio será ojiva por San Pedro, y el Perchel, nuevamente el Perchel… será oración de manos entrelazadas al compás de bambalinas de atardecida. Todo estará por llegar.

El gozo de la víspera. Cuando el Parque recobra la vida con la estela de Sus presencias y se desempolvan los olores, los sabores, las miradas… Unas miradas que sueñan con verla por primera vez en su parterre de cera, de plata, de flores, en la mañana luminosa. Una mañana que soñamos tarde de racheo, como siempre fue… al aroma de los naranjos.

Y cuando la nostalgia sea la dueña de nuestro pulso, y el Carmelo sea despedida de albas pascuales, estaremos otra vez a los pies de Su ventana, para cantarle con la voz de la tradición, y el mes de María será júbilo de Gloria. La Gloria de la Virgen Morena, el amor sencillo de aquéllos que la saben su Auxilio…

La historia se hará presente en la villa con Su fugaz visita… y la villa cumplirá con la historia en Su romería. La presencia en nuestras vidas del Amor de los Amores, será surco hacia su Corazón… En vos Confío… en vos y en el de tu Madre Inmaculado.

Una Madre que surcará las olas del estío como capitana de los siglos, y un pueblo postrado a sus pies en la Víspera del segundo mes de María. Que aquí, Agosto, también es el mes de María. Agosto es un sueño de ángeles. Agosto es sonrisa, lágrima, súplica, fervor. Agosto es una mirada enamorada a los pies del Retablo Mayor…

Cuando nuevamente la nostalgia, como compañera inexcusable del viaje que está por llegar, quiera arrogarse de nuestro espíritu todo será distinto. Porque este año, Dios quiera, la Cruz de Cristo será la dueña del trayecto que queda por seguir, y la dicha de los siglos se hará presente en las calles y en las casas. Cuatro siglos. Una eternidad para el hombre. Un fugaz instante para la Caridad de Dios…

Y cuando el recuerdo de los que se fueron vista el llanto de nuestras Dolorosas y hayamos celebrado con gozo a los dos Santos de la Humildad, el camino de los sueños estará tocando a su fin envuelto en colores inmaculistas.

Los sueños volverán a cumplirse. La vida seguirá su curso. El tiempo nos hará reencontrarnos con lo que somos, con nuestras glorias y nuestras miserias, nuestras cruces y nuestras alegrías, y nos descubrirá en el compás inexorable de su ritmo lo que seremos. Aprovechémonos de su latir. Vivamos. Todo pasa.