viernes, 20 de enero de 2012

COFRADE

Impulsivo, propio del empuje que da la juventud.

Noble, sin las dobleces que da la ignominia, lo que en no pocas ocasiones le ha ocasionado más de un disgusto, y seguro que le ha hecho, más de una vez, equivocarse… ¿quién no se ha equivocado alguna, algunas veces, o casi siempre? La perfección sólo es virtud del Absoluto…

Sensible, basta con seguir de lejos sus bitácoras virtuales para ser consciente de ello.

Y a pesar de todo, Maestro.

Maestro para aquéllos a los que nos empieza a picar el gusanillo con esto de jugar con la luz y congelar la historia. Maestro para aquéllos que aterrizamos en esto del costal y la trabajadera. Porque aunque llevemos muchos años bajo su manto, siempre seguimos aterrizando porque siempre seguimos aprendiendo.

Y en eso es bueno aprender de él: sabe, más no se jacta de lo que sabe, porque sabe (valga la redundancia), que el que manda y además sabe, es el que va fuera, y nunca se cuestionan sus órdenes, estemos o no de acuerdo… y en eso es una lección para los demás.

Y no, no es mi amigo. Parece que esto de apreciar las virtudes de alguien es algo que debe ser invariablemente recíproco. No, nunca me he tomado una caña con él. No hemos tenido largas y profundas conversaciones, sobre el ser, la vida y el devenir de las cosas… No hace falta. Cada uno sabe que tiene su sitio. Y el sitio de ambos se hace uno bajo Su mirada.

Es lo que nos une. Y es algo GRANDE lo que nos une… Debemos estar orgullosos de la gente que la quiere. Insisto. Es el mejor patrimonio que tenemos. Sean de los “nuestros” en el día a día, o no lo sean. Porque en lo importante, en el amor incondicional a sus ojos negros, es de los nuestros, de los vuestros, de los míos y de los suyos… es la gente de la Virgen…

2 comentarios:

MarceAbenza dijo...

Bonita entrada y que hace justicia sobre una persona y sobre un apellido en el que suelen caer muchas injusticias.

Ernesto Naranjo dijo...

Entre exámenes, viajes e igualás no he podido agradecerte esta entrada. El otro día en el segundo del triduo (ese al que asistimos los que criticamos pero, los que critican a los que criticamos, no asisten) quise hacerlo personalmente, pero cuando me di cuenta ya te habías ido.

No puedo más que subrayar tus palabras, que son más certeras que nunca. El buen gusto en esta Hermandad, fuera de polémicas, y aunque a veces se esconda, abunda.

Gracias Miguel, porque nos has hecho ver que no hace falta ser amigos para luchar por un mismo fina, que es engrandecer la Hermandad que vimos nacer.

Gracias de nuevo por las palabras de inmerecido elogio que me dedicas, pues con mi cámara, lo único que trato, es mostrar las cosas tal y como yo las veo. Y me siento satisfecho, porque tu las sabes captar, no me hace falta más.

Un abrazo.

Gente de la Virgen...