viernes, 22 de enero de 2016

La vida y la historia...

Tengo la insana sensación de que siempre nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena... Todos somos buenos, sobre todo en la ausencia, y no se trata de eso...

Se nos va escapando la historia más reciente de lo que somos. Esa es la reflexión que he rumiado desde la víspera de la Epifanía.

 No se nos va la persona (que también), pues esa se le marcha principalmente a los que compartían su intimidad...

A la Ciudad Real cofrade, en estos dos años, se nos ha ido parte de la esencia óntica que se nos abre ahora (y gracias a ellos), durante los 365 días del año.

Se nos va también la energía arrolladora en pos de la Semana Santa, que siempre he considerado fascinante, no ya por la fuerza sino por la constancia...

Parece que todo se nos va... pero por los designios de Dios, también se nos queda. Difícil lo tienen, pues el legado es inmenso, pero gozan de la sangre, que ha de marcarles sus caminos...

En la cercanía afectuosa a los que más le quisieron, aquí dejo la que para mí es la última fotografía de sus días, pero también la primera de su leyenda, y de nuestra historia cofrade...

Descanse en paz...


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