miércoles, 25 de marzo de 2015

ESPÉRAME...


Dicen que es complicado el amor en la distancia. No saben lo que es el amor. El nuestro es un amor de distancias. Quizás por eso siga conservando, casi veinte años después, intacta, la ilusión del primer día…

Y el amor, el de verdad, se construye a base de caricias, pero también a base de renuncias. Y en esa estación se encuentra detenido ahora el tren de nuestra historia… 

Amor con amor se paga. Lo dice bien la sabiduría popular. Y sé que tú, dulce fulgor de primavera, sabrás pagarme este amor de renuncias que ahora te tributo. Sólo te pido que me esperes.

Espérame, como siempre en la ilusión desbordante de mis pasos al cruzar el Parque camino del Porvenir. En los sonidos de siempre al arrullo de la Muralla, cuando Dios se Muere en nuestro Bien. 

Aguárdame en cada esquina del Domingo. En los azahares de Doña María Coronel, cuando el Subterráneo toca el cielo de mis días. En la penumbra deslumbrante del Amor. Pero sobre todo, en la tarde y en la noche, espérame en San Juan de la Palma…

Y el Lunes. El lunes sin más aditivos, extráñame en mis suelas gastadas en tus piedras, San Vicente arriba, y San Vicente abajo, en la Noche en que la Cruz Verdadera, es el único motor de mis senderos. Suéñame delante de la elegancia desbordante de un palio bajando por Virgen de los Buenos Libros. Y anhela mi cansancio en la Plaza del Museo mientras por Alfonso XII se escuchan los ecos divinos de la gracia de tus Aguas.

Volveré, querida mía, con más amor si cabe, pues traeré conmigo nuevos enamorados de tu esencia. Sólo te pido una cosa. Espérame… 

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