miércoles, 3 de septiembre de 2014

Besos y flores para un XXV Aniversario....


El estío, la pereza, el hastío de las cosas “no-cofrades” que se disfrazan de ellas… Sea cual fuere el motivo, me doy cuenta que hace bastante tiempo que no escribo en esta ventana de nuestras cosas…

Pero creo que el motivo lo merece… Al menos la oportunidad es ineludible para aquéllos a los que se nos escapan los avemarías en el hálito de su suspiro permanente…

Aún nos dirigía el corazón hacia la sonrisa que se dibuja en el Prado, cuando, como siempre, vuelves a abrir todo lo cofrade en esta ciudad, y en esta primavera aún estival, nos convocas a todos a la verdad de Tu presencia entre nosotros.

Veinticinco primaveras, en besos y en flores... 

La Parroquia, sí, la PARROQUIA, ha tenido a bien regalarnos una serie de actos con los que celebrar el gozo de Tu mirada maternal. Y la Cofradía, haciendo suyo el mandato de toda la comunidad nos va brindar, nos ha brindado ya, buenas ocasiones para estar con Ella.

Empezó bien, muy bien, la celebración de este cuarto de siglo. No pudo estar mejor Ángel Puentes en su Felicitación a la Madre. Magnífico. Había mucho de amor a María del Consuelo en sus palabras… y en sus gestos. Besos, flores y aplausos a la Virgen del Consuelo, al final de dicho acto, es lo que puede resumir este fin de semana en las cosas cofrades de la ciudad.

Un par de días antes, se nos presentaba a la Virgen en la mirada genial del maestro Ernesto Naranjo, y en el tacto delicado de la Camarería, que otra vez vuelven a ofrecernos a la Señora como Ella se merece.

En resumidas cuentas, y más allá del excelente trabajo realizado por la Comisión Organizadora de los actos del XXV Aniversario, a quien tenemos que felicitar por un esfuerzo del que nos beneficiamos todos, Ella ha querido regalarnos algo que trasciende más aún: la cercanía de aquellos que la quieren, que siempre la han querido, y que le guardan fidelidad eterna, por encima de cuestiones ajenas a lo realmente cofrade.

En Ernesto y en Ángel, esto se ha hecho patente. Ella nos invita a volver nuestros corazones a su presencia maternal, y a quererla, como siempre, como ayer y como mañana… 

Besos y flores de la gente de la Virgen... De la Parroquia. De la Cofradía. De los responsables de la misma. De todos y cada uno de los hermanos a los que Ella nos convoca. No podemos dejar de atender a su llamada. Ella es fiel con nosotros. Seámoslo nosotros con ella. No hay excusas y no debe haber dobleces. 

Y felicitémonos con Su Presencia…. Con besos y con flores.

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