lunes, 15 de julio de 2013

COFRADE




Revisando la serie de entradas con este título de “COFRADE”, no  puedo ocultar la sorpresa de haber omitido hasta el momento a uno de los cofrades a los que por distintos motivos guardo gran afecto…

Será por las vísperas gloriosas con sabor añejo del Carmelo, por lo que creo que es un momento oportuno para resarcirme de este nefasto olvido… Será también, quizás, porque me siento más cerca de su familia en estos momentos…

Sea cual fuere, creo que es de recibo, loar las virtudes de un ciudadrealengo de antiguo, de casta rancia y formas antiguas. De esos caballeros con una personalidad tan marcada que no deja indiferente a nadie. Ladran, luego cabalgamos…

Pero al bueno del amigo Paco, hay que tratarlo en la cercanía… Detrás de su armadura de hidalgo gentilhombre, se esconde un corazón al estilo de Sancho, noble y diáfano, como son las llanuras de esta tierra que tanto ama…

En mi trato con él, he ido aprendiendo a estimarlo en gran cuantía, gustando los méritos que en un trato lejano, pasan desapercibidos para la mayoría. Y es que son muchas las bondades que atesora aquél que encabeza una de las corporaciones más elegantes de la ciudad…

Pero como dicen que detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer, no podríamos entender a nuestro hermano, sin la compañía inseparable y fructuosa de su esposa Mar… Qué gran homenaje deberíamos de hacer a las mujeres cofrades… Y en la cúspide de esos frutos la pequeña Carmela… “No hay cosa que genere más felicidad que pasear con tu señora y tu hija por las calles de tu ciudad…” palabras que nunca olvidaré y que paladeo con el regusto de saber que en nada se equivocaba el amigo Francisco…

No son buenas las fechas para el corazón, posiblemente, menos que nunca con el torrente de sentimientos que despiertan estas días de ritos repetidos al amparo del Carmen… Pero ahí es donde se demuestra que el camino se hace andando, y que los hombres íntegros saben que detrás del lema de su cofradía se esconde una verdadera lección de vida… “Tolle crucem tuam et sequereme”

Y es que de nuevo, Paco, como buen docente nos estás dando otra magistral lección…

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